EL PODER DE VIOLETA
(Capítulo de la noveleta El Misterio de Violeta, del escritor y naturalista Sandro Alviani)
--Era la primera vez que íbamos a aquella ciudad, pero Violeta se movía por las estrechas callejuelas del centro histórico como si viviese allí desde hacía mucho tiempo. Reconoció las calles, las esquinas, las casas que habían visto vivir, ajusticiar, agonizar y morir a Donatella, la mujer de la que ella afirmaba ser la reencarnación. Consultamos durante una semana entera documentos originales de la época, archivos históricos oficiales e incluso a algunas personas expertas en aquel periodo histórico: todo encajaba, todo era como aseguraba Violeta. Sin embargo, lo más extraordinario estaba por llegar.
Con todas aquellas averiguaciones descubrimos que el verdugo de Donatella, el despreciable Lorenzo de Cattini, murió de anciano de muerte natural. La noticia impresionó mucho a Violeta, que habría destinado a un ser tan abominable un fin muy diferente.
Justo un año después volvimos a Florencia y consultamos de nuevo los mismo archivos, los mismos documentos y a los mismos expertos, pero la muerte de Lorenzo de Cattini no resultó ser la misma que el año anterior. Todos aseguraban ahora que aquel hombre había muerto, pocos meses después de la defunción de Donatella, suicidándose. Violeta había conseguido una cosa imposible, inconcebible para cualquiera. Había cambiado el curso de los acontecimientos de un hecho que había sucedido 400 años atrás. Eso es lo que quiere decir tener poderes, poderes tremendos y maravillosos.