RECUERDOS
Salma Anjana
Esta mañana al despertar, descubrí que me brotaba un recuerdo del oído izquierdo: era tuyo. Mientras me peinaba no dejaba de verlo y pensar un poco en ti... Me dejaste muchos y muy bonitos. A la hora del almuerzo escuché cómo empezaba a crujir: había estado madurando toda la mañana; más tarde se cayó.
Para la hora de la comida ya empezaba a madurar otro. En todo el día, cuatro de tus mejores recuerdos han salido de mi mente; los he guardado bien maduritos en un viejo cajón que suelo olvidar que tengo. A este ritmo, espero que en unos meses dejen de brotarme y tenga lleno el cajón. Ojalá para Navidad ya te haya olvidado.