PUNTUALIDAD
DE LOS FILÓSOFOS
Ana
María Shua
El
profesor Kant pasa por aquí todos los días exactamente a la misma hora. Usted
escuchará este comentario en cada una de las calles del pueblo, con una curiosa
coincidencia en las cifras. Se preguntará, entonces, cómo es posible que el
profesor Kant pase por lugares tan alejados unos de otros, todos los días a la
misma hora. Es que se trata de una hora faldera, domesticada, una hora que se
ha encariñado de tal manera con el profesor que cuando Kant sale a dar su
paseo, está dispuesta a abandonar la manada salvaje del tiempo para seguirlo
por donde quiera que vaya.