TRIUNFO SOCIAL
Logan
Pearsall Smith
El
criado me entregó el sobretodo y el sombrero y, como en un halo de íntima
complacencia, salí a la noche.
“Una
deliciosa velada”, pensé, “la gente más agradable. Lo que dije sobre las
finanzas y la filosofía los impresionó; y cómo se rieron cuando imité el gruñido
del cerdo”. Pero, poco después, “Dios mío, es horrible”, murmuré, “¡Quisiera
estar muerto!”.