Me asustan las palabras de los hombres
Lo saben decir todo tan claro:
Esto se llama perro, y eso, casa
Y el principio está aquí, y ahí está el fin.
Me asusta su modo de decir, su juego en broma:
Saben todo lo que es y lo que ha sido;
No hay montaña alguna que pueda sorprenderlos;
Su finca y su jardín lindan con Dios.
Pero quiero avisaros y oponerme: quedaos lejos
Me gustan tanto cómo cantan las cosas.
Si las tocáis vosotros, queda quietas y mudas.
Vosotros me matáis todas las cosas.
---Rainer María Rilke: Para festejarme, 1899