(Eugenio Barragán)
Luzbel contempló, antes de despertar en el día elegido, a su ejército de gárgolas que esperaban una señal para alzarse. Movió la cabeza, estiró primero un brazo y después el otro para impulsarse, con sus piernas de cabra, de la pared de la catedral. En el aire, no pudo desplegar sus alas petrificadas y se estrelló contra el suelo.
Nadie se explica el suceso.
2
ESPEJO
(Santiago Aguilar Alvarez)
Estados Unidos se esforzó durante lustros por realizar fotografías de la superficie terrestre y todos los seres vivos. Nadie supo la razón hasta que cien satélites en el espacio proyectaron esas imágenes consiguiendo un perfecto holograma del planeta.
Poco a poco, todas las almas fueron absorbidas hacia ese lugar.
3
REVANCHA
(Raquel Froilán García)
Él esperó pacientemente. Los sellos. Las marcas en la frente de los hijos de Israel. Las siete trompetas. Los cuatro jinetes. El Juicio. Abbadón y el Ajenjo. El número de circo de la Bestia.
—Bien —dijo Luzbel, cuando todo hubo terminado—. Ahora me toca a mí.
»Hágase la luz.
4
OPERACIÓN APOCALIPSIS
(Ángel E. Milana)
—¡Atención! ¡Urgente! Inicio operación Apocalipsis. Abandonen la zona. ¡Ya!
—¿Por qué, Señor? —preguntó Lucifer, mientras lo ayudaba a dirigir hacia el Sol un cometa cargado con un detonador estelar.
—Lo de siempre, relación costos beneficios. Ordenaron abandonar el proyecto y esterilizar la zona convirtiendo la estrella en nova.
5
APOCALIPSIS NOW
(Horacio Ramos)
Tras el Apocalipsis y antes del anteúltimo Big Bang yo, ateo irreconciliable, incrédulo aún, oía inquisidoramente a Dios:
—¿Fuiste buen creyente?
—Usted, ¿fue buen dios?
Él rió sarcásticamente.
—Vivimos sufriendo hambre, pobreza y ahora destrucción —agregué.
Extrañado, Él preguntó: —¿De qué planeta venís?
—De la Tierra.
—Discúlpame hijo. Jamás oí hablar de ese lugar.
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En esta onda apocalíptica, un pilón, para quien no conozca: El Día En Que Llegaron Los Platillos Voladores, del gran Neil Gaiman, ya antes posteado en los blogs de La Oruga Gritona y de Rax :
EL DÍA EN QUE LLEGARON LOS PLATILLOS
(Neil Gaiman)
Ese día, los platillos aterrizaron. Cientos, dorados,
Silenciosos, bajaron del cielo como grandes copos de nieve,
Y la gente de la Tierra observó mientras descendían,
Esperando, las gargantas secas por especular que nos esperaba dentro,
Y ninguno de nosotros sin saber si estaríamos aquí mañana,
Pero no te enteraste porque
Ese día, el día en que los platillos vinieron, por alguna coincidencia,
fue el día en que las tumbas rindieron a sus muertos
Y los zombis empujaron a través de la suave tierra
o expulsados, arrastrando los píes y con ojos embotados, imparables
Vinieron sobre nosotros, los vivos, y gritamos y corrimos,
pero no te enteraste de esto porque
El día de los platillos, que también fue el día de los zombis, fue
también Ragnarok, y las pantallas de televisión nos mostraron
Un barco construido con uñas de muerto, una serpiente, un lobo
Muchos más enormes de los que la mente podía contener, y el camarógrafo no pudo
Alejarse lo suficiente, y los Dioses salieron,
Pero no los viste llegar porque
En el día de los platillos-zombis-diosesguerreros, los diques se rompieron
Y cada uno de nosotros fue engullido por genios y duendes
Ofreciéndonos deseos y maravillas, y eternidades
Y encanto e inteligencia, y corazones realmente bravos, y potes de oro
Mientras gigantes fifofuneaban a través de la tierra, y abejas asesinas,
Pero tú no tenías la menor idea de esto porque
Ese día, el día platillo el día zombi,
El día Ragnarok y el día de las hadas, el día que los grandes vientos llegaron
Y nevó, y las ciudades se convirtieron en cristal, el día que
Todas las plantas murieron, y el plástico se disolvió, el día que
Las computadoras se revelaron, las pantallas ordenándonos que debíamos obedecer, el día que
Ángeles, ebrios y confundidos, tropezaron en los bares,
Y todas las campanas de Londres sonaban, el día que
Los animales nos hablaron en asirio, el día del Yeti,
El día de los cabos revoloteantes y de la llegada de la Máquina del Tiempo,
Tú no notaste nada porque
Estabas sentada en tu habitación, sin hacer nada,
Ni siquiera leyendo, no realmente, sólo
Mirabas el teléfono
Preguntando si iba a llamarte.