GREY, de Alberto Chimal
(Por: Edgar Omar Avilés)
¿Cómo afrontar la angustia de que exista un Todopoderoso, y ritos, cábalas y suertes que a medias persuadan su misterio? Alberto Chimal (Toluca, 1970) lo resuelve en Grey, una congregación de cuentos de epifanías sorprendentes, irónicas, inteligentes y divertidas, que ha tenido a bien en publicar editorial Era en coedición con Conaculta, casi a finales de 2006.
Luego de Estos son los Días (Era-INBA, 2004), con el cual obtuvo el premio de cuento San Luis Potosí en 2002, Alberto Chimal cuida de no repetirse, de no ser maquinista del mismo tren siguiendo el mismo recorrido, para ofrecerle a las letras mexicanas un trayecto distinto, donde el lector, desde su vagón, podrá ver un horizonte de procesiones y milagros a través de las ventanas enmarcadas con cortinas hechas con hábitos franciscanos.
En el panorama de la literatura mexicana actual, donde son comunes los textos periodísticos disfrazados de cuentos, el quehacer narrativo de Alberto Chimal es un remanso y una constatación de que el cuento es un género vivo que crece saludable. En Grey (libro que divide sus 90 páginas en cuatro apartados, cada uno de ellos encabezado por un cuento extenso en relación con los otros), asistimos a la resolución de textos llenos de velocidad y de disfrute, en los cuales, desde la primera línea, el conflicto está por desbordar:
TANTO GUSTO
Con la barra en alto y a punto de golpear el cristal, el Rocko descubre que el coche […]
FIDEO
Cuando Miguelito tenía tres años, un demonio lo poseyó […]
Además de la rapidez manifiesta desde la primera línea, el gozo de los textos se debe también a que el narrador es un sólido personaje, pero no porque los cuentos estén necesariamente narrados en primera persona, sino porque dota a la tercera persona de un temperamento, lo cual, además, es una invitación a la lectura en voz alta de los mismos. Anteriormente, Alberto Chimal ya ha hecho patente en libros como El país de los hablistas (Libros del Umbral, 2001) o en Gente del Mundo (CNCA-Tierra Adentro, 1998, reeditado en 2001) su admiración por aquellos hablistas que de antaño iban de pueblo en pueblo narrando leyendas, cuentos, visiones y noticias verdaderas.
Sea este extracto del cuento MANDA FUEGO ejemplo de la demandante oralidad (multitudinaria, además) en los textos de Grey:
[…] y dónde empezaba el mundo, y qué lejos está Dios, y dijo AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA y todo el templo decía AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA y ya no se enteraron pero oh, maravilla, porque […]
En Grey hay un regusto paradójico: la madurez de su autor es tangible por la ausencia de modelos, censuras o alardes propios de los escritores que quieren parecer maduros. De tal modo, el lector no encontrará frases rebuscadas, comentarios politicoides, adhesiones a corrientes literarias en voga. De hecho, la lúcida desfachatez y originalidad del libro tiene conexiones con pocas obras mexicanas, entre esas pocas se podrían contar Cuadernos de Gofa, del gran Hugo Hiriart o Prostíbulos de Pedro F. Miret.
En el hilar fino de esta obra, la aparente sencillez con que la palabra exacta aparece colocada en el momento exacto, desconcierta; hasta corre el peligro de ser pasada por alto. Y es que una de las búsquedas de Alberto Chimal parece ser justamente eso: la búsqueda de un lector que quiera, antes que nada, gozar y participar con la lectura. “Escándalo” es constatación de la sutileza que habría que leerse al menos dos pares de veces para saborearla:
ESCÁNDALO
Un cortaúñas, en profundo trance hipnótico, habló de pronto con voz de barítono. Reveló haber sido —reencarnación— San Tino Craso, también llamado el Fuerte.
—¡Absurdo! —estalla el padre Lida, consultado —. Tino Craso es una persona viva, yo lo conozco, es un actor de películas…—pero la última palabra no la dice, y se queda así, con los labios juntos y contraídos, mirando a un lado y luego al otro.
Además, en la unidad del rebaño, cada texto es independiente y, no obstante, se sabe parte de algo más grande. De hecho, el sentido de algunos textos resulta incompleto sí se lee aislado de los demás, como el cortísimo:
NATURAL
La imagen de Santa Mócora sangraba cada 28 días.
Así, “Natural” resulta un hallazgo más allá del chiste para el lector que ya ha disfrutado textos de la complejidad de “Tanto Gusto”, “La Pasión Según la Sombra” o “La Catarata”.
El H. Ayuntamiento de Toluca publicó en 1990 el primer libro de Alberto Chimal: La Luna y 37,000,000 de libras, sin embargo, fue en 1998, con Gente del Mundo, que se dio a conocer en el panorama nacional. Por la brevedad de la mayoría y las magnitudes parabólicas de cada uno de sus textos, Grey nos recuerda a ese Alberto Chimal de 1998. Esta conexión bien puede tornar a éste, su último libro, en una puerta redonda, de vitrales coloridos y de dimensiones propicias para que el lector que no ha tenido la oportunidad, se adentre al mundo narrativo de uno de los mejores y más interesantes escritores actuales, cuya madura prosa tiene además los arrestos que son, se dice, propios de la juventud a la hora de arriesgar (porque Grey es un libro arriesgado). Oportunidad que no debe dejar pasar el lector: sea nuevo, tenga ya referencias o sea fan del autor toluqueño, para que descubra, por ejemplo, cuál es la secta de los ofiditas o la de los antitactistas, conozca cuál es “El Secreto” o asista a un bautismo en el hermoso cuento “La Catarata”.
*Reseña publicada en agosto de 2007 en la revista Replicante.