He aprendido a hacer agujeros y a meter la cabeza dentro. Al principio me ahogaba un poco, pero he ido depurando mi técnica. En el suelo solo hay muertos, que son aburridos, y algunos bichos. Se escucha ruido de agua a lo lejos y me entran ganas de mear. Siempre me entran ganas de mear.
De vez en cuando saco la cabeza y la tengo llena de mierda. A veces no podrías distinguirme. Sólo mierda. Y a veces me siento muy bien, sobre todo porque puedo oler, y me pregunto qué coño hago enterrándome, y antes de poder contestarme ya estoy otra vez en la humedad y el frío.