"La distancia y, en el fondo, también el espacio en torno de los seres humanos se dilatan a medida que aumenta el vigor de la mirada espiritual y de su visión: su mundo se vuelve más profundo; se le hacen visibles nuevas estrellas, nuevos misterios e imágenes. Quizá todo aquello sobre lo que el ojo del espíritu ha ejercido su lucidez y perspicacia no era sino ocasión para ejercitarse, algo para niños y para quienes son como niños. Quizá llegue el día en que los más solemnes conceptos, causantes de tanta lucha y sufrimiento, los conceptos de 'Dios' y de 'pecado', no nos parezcan más relevantes que lo que el juguete de un niño y el dolor de un niño le parecen al adulto -y quizás el 'adulto' necesitará entonces un nuevo juguete y un nuevo dolor-. Aún niños, ¡eternamente niños!".
--F. Nietzsche