Dios también gusta
de jugar a las escondidillas, pero como no hay nada fuera de Dios, no
tiene nadie con quien jugar más que él mismo. Pero supera esta
dificultad fingiendo que no es él mismo. Esta es una forma de esconderse
de sí mismo. Finge que es tú y yo y todas las personas del mundo, todos
los animales, todas las plantas, todas las piedras y todas las
estrellas. De esta forma vive extrañas y maravillosas aventuras, algunas
de las cuales son terribles y atemorizantes. Pero estas son sólo como
pesadillas, porque cuando se despierta desaparecen.
Ahora bien, cuando
Dios juega a esconderse y finge que es tú y yo, lo hace tan bien,
que le toma mucho tiempo recordar dónde y cómo se escondió a sí mismo.
Pero eso es lo divertido del asunto –justo lo que quería hacer. No
quiere encontrarse a sí mismo demasiado rápido, porque eso arruinaría el
juego. Es por eso que es tan difícil para ti y para mí descubrir que
somos Dios disfrazado, fingiendo no ser él mismo. Pero cuando el juego
ha durado lo suficiente, todos nosotros nos despertaremos, dejaremos de
fingir, y recordaremos que somos un sólo Ser –el Dios que es todo lo que
hay y que vive para siempre.
Claro que debes
recordar que Dios no tiene forma de persona. Las personas tienen piel y
siempre hay algo fuera de nuestras pieles. Si no lo hubiera, no
conoceríamos la diferencia entre lo que está adentro y lo que está
afuera de nuestros cuerpos. Pero Dios no tiene piel y no tiene forma
porque no hay nada afuera de él. El interior y el exterior de Dios son
lo mismo. Y aunque he estado hablando de Dios como un “él” y no como una
“ella”, Dios, no es hombre ni mujer. No dije “algo”, porque usualmente
decimos “algo” para las cosas que no están vivas. Dios es el ser del
mundo, pero no puedes ver a Dios por la misma razón que, sin un espejo,
no puedes verte los ojos, y ciertamente no puedes morder tus propios
dientes o ver dentro de tu cabeza. Tu ser está astutamente escondido
porque es Dios escondiéndose.
Te puedes preguntar
por qué Dios se esconde en la forma de personas terribles, o finge ser
personas que sufren enfermedades y dolor. Recuerda primero que en
realidad no está haciendo esto a nadie más que a sí mismo. Recuerda,
también, que en la mayoría de las historias que disfrutas tienen que
haber malas personas así como buenas personas.
(Gonzalo Rojas)
Cuando abro en los objetos la puerta de mí mismo:
¿quién me roba la sangre, lo mío, lo real?
¿Quién me arroja al vacío
cuando respiro? ¿Quién
es mi verdugo adentro de mí mismo?
Oh Tiempo. Rostro múltiple.
Rostro multiplicado por ti mismo.
Sal desde los orígenes de la música. Sal
desde mi llanto. Arráncate la máscara riente.
Espérame a besarte, convulsiva belleza.
Espérame en la puerta del mar. Espérame
en el objeto que amo eternamente.