R A S A B A D Ú
lunes, octubre 28, 2013:
LA CANCIÓN DE CUNA DEL HOMBRE ELEFANTE
( Óscar Luviano )
Me hubiera gustado que la última pelea de mi padre fuera con el Hombre Elefante, y que todo contra lo que mi padre combatió fuera así: temible, deforme, tierno y babeante. Que mi padre hubiera demolido a golpes a ese simulacro, a esa carne como un Titanic aplastado por el puño de Dios. Y que, papá, los policías que te hallaron no hubieran vaciado tus bolsillos, ni los empleados de la funeraria huyesen con tus rosas, mientras nosotros desatornillábamos manijas y adornos del ataúd (y es que no cabías en el nicho, nunca hubo espacio suficiente en el mundo, y amaste en la forma de un gigante encogido a las cosas pequeñas, a la gente indefensa, a los que lloraban con una medalla de bronce en el pecho). Me hubiera gustado, Señor, que el Hombre Elefante hubiera sido todo su cortejo con la cabeza gacha, la enorme garra derecha (un guante de carne) con un ramo de flores y los ojos vidriosos de quien ya no sabe cuál es su lugar en el mundo. Eso sí: con un carrito de lata en su otra mano, la humana. ¿Cuál es el lugar de los monstruos con mi padre muerto, Señor? ¿A quién llamaremos para poner e su sitio a sicarios y decapitadores? Él, señor, con su puño asesino, levantaba hasta el sol a sus nietos; él con su hambre de sangre, amó sólo a una mujer; él, con su mirada de tigre, me llevó a través de las Mansiones de la Miseria, y me dijo "Esto es una fiesta, esto es la vida, este es el Mundo", y me dijo "Estos páramos de polvo son de polvo, pero están libres de monstruos: ese polvo es lo que queda de ellos, lo que dejé de ellos". Allá en el fondo, en el último rincón de la fiesta, el Hombre Elefante rueda un coche de lata sobre la mesa, y canta su canción de cuna que se parece tanto a la cuenta de protección. Me hubiera gustado, ángeles de mierda, que conociesen a mi padre. Siempre ganó por knock out al Hombre Elefante, desde la primera vez que lo encontró. Como era de esperarse, pues ustedes no disponen ni una piedra de este mundo, una mañana, mi padre niño abrió la puerta y ahí estaba, en la casa frente a la suya: el Hombre Elefante, tan lejano de las charcas africanas donde sería solamente un portento más, y en cambio cubierto por el polvo quemado de El Mármol, Guanajuato, cubierto por las babas que el peso de su cabeza imposible le impedía convertir en palabras. Sin su ayuda, ángeles (suyo es el canto de las cacatúas, suya es la inutilidad del Verbo), la mirada de mi padre niño con un coche de latón en las manos encontró la media mirada del Hombre Elefante Niño. ¿Resonaron sus trompetas? ¿Por lo menos una campana? ¿Soplaron en el polvo? El polvo de la calle se levantó entre mi padre niño y su retador, sin su ayuda, en este mundo, ángeles, donde nada se mueve bajo vuestras órdenes. Me hubiera gustado, Señor que escuchases la canción de cuna del Hombre Elefante. La cantaba entonces, en ese ring de polvo rodeado por un río moribundo, apenas unos acordes imposibles de recordar y descifrar, pero tan parecidos a la cuenta de protección, pues en cuanto el monstruo calló mi padre niño supo que el combate había comenzado. Esta vez no era el puño de mi abuelo sino un monstruo que con su único ojo reclamaba su cochecito de lata. Hubo una larga pausa, ese espacio donde los botines realizan su danza especulativa, y se mide al oponente, y se decide en dónde y cuándo golpear, a cuántos golpes del upper cut estamos. ¿Qué vas a saber de eso, Señor? Tu matas y salvas con el aliento, como los ebrios y las moscas. Es probable que no sepas que es un puño ni un hombre bueno. Te lo digo, Señor: La cabeza del Hombre Elefante no es un puño, y mi padre siempre supo que los hombres buenos golpean primero. No dejan que el malo levante la cabeza, no dejan que la mala hierba crezca, no dejan que el fruto se pudra. (Quizá tu problema, Señor, es sólo una falta de aptitudes para la jardinería.) Y mi padre niño golpeó primero al Hombre Elefante. Me hubiera gustado, Virgencita, que no hubieras hecho de mi padre ni un boxeador ni un electricista, sino un millonario, y así habrías visto (con tus ojos de obsidiana, que nada ven, que todo cortan) cómo se hubiera desprendído del oro, del dinero, de los autos, antes de que lo matases y lo desprendieses del tiempo, de su obligado pulque, de la espera de sus gatos. Habrías entendido entonces, desde tu alma pintada con flores marchitas, el movimiento de mi padre: ¿Por qué entregó el carrito de lata del Hombre Elefante? Por que esa es la victoria de los hombres buenos, así se reduce a los monstruos al polvo. No es el tributo ni la gloria, que tanto te sobran entre el humo de los sirios. No es la furia, es el golpe aniquilador en la ternura. Es el sudoroso desprendimiento, es el vacío que nos refulge en los puños abiertos cual caída de agua clara. Es tanta vela que te ciega, Virgencita. Me hubiera gustado, Señor, que concedieses a mi padre la revancha contra el Hombre Elefante. Montaremos un ring entre legiones de perros callejeros, y le construíremos con los fierros de puesto de tianguis, torpemente, sin amor ni piedad, de la forma en que armaste a cada Hombre Elefante. Mi padre avanzará de nuevo sobre un piso hecho de bolsas de plástico, marejadas rutilantes de logos de supermercado y farmacias. Los guantes refulgentes, en los labios de mi padre los de mi madre, y los míos, y los de su hija y los de sus nietos, y los de sus amores secretos. Mi padre avanzará hacia el Hombre Elefante como esa multitud contrahecha que ambos son, y el monstruo, sentado en su banco, con un coche de lata en su regazo, va a cantar su canción de cuna: la cuenta de protección de todos los hombres. Y yo, Señor, antes de tocar la campana que marque nuestro último asalto, voy a contar. Y cuanto he descrito va a ocurrir: mi padre va a estar de pie, victorioso, sobre este páramo de polvo, en donde le queda tanto de que desprenderse (todo cuanto tú te niegas a dar). Y va a ser a la cuenta de tres. Uno... Dos...
Édgar Omar Avilés // 10/28/2013 02:05:00 p. m.
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jueves, octubre 24, 2013:
Ana María Shua
El árbol de los ahorcados da fruto varias veces por año. Después de la
cosecha, se siembran los frutos enteros, como si fueran semillas, en
tierra profunda. Si nos limitáramos a generalizar otros fenómenos que
suceden en el planeta, podríamos suponer que crecerá en el lugar otro
árbol de ahorcados. Sin embargo, después de un tiempo variable (lo he
comprobado en mis periódicos viajes a la Tierra) suelen surgir de la
tierra unas losas de piedra, menos efímeras que los vegetales o animales
pero incapaces de reproducirse. Es normal que sean estériles las
especies híbridas, como en el caso de las mulas.
Édgar Omar Avilés // 10/24/2013 07:20:00 a. m.
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martes, octubre 22, 2013:
LOS POBRES (Roberto Sosa) Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos. Seguramente ven en los amaneceres múltiples edificios donde ellos quisieran habitar con sus hijos. Pueden llevar en hombros el féretro de una estrella. Pueden destruir el aire como aves furiosas, nublar el sol. Pero desconociendo sus tesoros entran y salen por espejos de sangre; caminan y mueren despacio. Por eso es imposible olvidarlos.
Édgar Omar Avilés // 10/22/2013 12:25:00 p. m.
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*¿QUÉ HAY DETRÁS DEL BIOMBO?
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No respiramos: Inflamos fantasmas, Ed. Posdata /Conaculta, 2014.
La VALÍStica de la Realidad, Ed. Secretaría de Cultura de Michoacán, noviembre 2012. (Premio Michoacán de Ensayo "María Zambrano" 2012)
Cabalgata en Duermevela, Ed. Tierra Adentro, 2011. (Premio Nacional de Libro de Cuento Joven "Comala" 2011)
Luna Cinema, Ed. Tierra Adentro, 2010. (Premio Nacional de Libro de Cuento "San Luis Potosí" 2008)
Embrujadero, Ed. Secretaría de Cultura de Michoacán, 2010. (Premio Michoacán de Libro de Cuento "Xavier Vargas Pardo" 2010)
GUIICHI, Ed. Progreso, Mayo 2008, novela corta (Recomendado como lectura por IBBY-México en 2010.)
RESEÑAS:
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Disponible en librerías:
La Noche es luz de un Sol Negro, Ed. Ficticia, Septiembre 2007 (Mención honorífica el Premio Nacional de Libro de Cuento "Agustín Yáñez" 2004).
RESEÑAS:
Disponible en librerías:
EDUCAL
(Morelia, Michoacán, México, 1980). Maestro en Filosofía de la Cultura (UMSNH), licenciado en Comunicación (UAM-X), y diplomado en la Escuela de Escritores (SOGEM).
Autor de cuatro libros de cuentos: Cabalgata en Duermevela (Ed. Tierra Adentro, 2011. Premio Nacional de libro de cuento Joven "Comala" 2011), Luna Cinema (Ed. Tierra Adentro, 2010. Premio Nacional de Libro de Cuento de Bellas Artes "San Luís Potosí" 2008), Embrujadero (Ed. Secretaría Michoacana de Cultura, 2010. Premio Michoacán de Libro de Cuento "Xavier Vargas Pardo" 2010) y de La Noche es Luz de un Sol Negro (Ed. Ficticia, 2007. Mención de honorífica en el Premio Nacional de Libro de Cuento Agustín Yáñez 2004, de una novela: Guiichi (Editorial Progreso, 2008) y de un libro de ensayo "La VALÍStica de la realidad (abordaje de lo real en la novela VALIS, de Philip K. Dick (Ed. Secretaría Michoacana de Cultura, 2012. Premio Michoacán de Ensayo "María Zambrano" 2012).
También ha ganado los premios de cuento "Magdalena Mondragón" 2006, Premio Binacional de Cuento México–Québec 2003, premio de Cuento Breve de la Revista Punto de Partida 2002, entre otros. Está seleccionado en una veintena de antologías, entre ellas en las ediciones 2004 y 2005 de Los Mejores Cuento Mexicanos (Editorial Joaquín Mortiz). Becario de Jóvenes Creadores del FONCA 2009-2010 (en cuento), y 2011-2011 (en novela). Premio al Mérito Artístico Juvenil de Morelia 2007 y de Michoacán 2009. Premio a la Trayectoria Literaria “José Tocavén Lavín” 2010 .
PUBLICACIONES EN ANTOLOGÍAS
Bella y Brutal Urbe, Ed. Resistencia, 2013, antólogo.
Antes de que las letras se conviertan en arañas, Ed. Instituto Mexiquense de Cultura, Agosto 2006, antólogo.
Revista Punto de Partida: Nueva narrativa michoacana, Ed. Punto de Partida, 2013. Selección y prólogo.
El canto de la salamandrea, Ed. Arlequín, 2013, Rogelio Guedea.
Lados B 2013, Ed. Nitro/Press, 2013, Mauricio Bares.
Alebrije de Palabras, Ed. BUAP, 2013, José Manuel Ortiz Soto y Fernando Sánchez Clelo.
Minibichario, Ed. Ficticia, 2012, José Manuel Ortiz Soto.
Dulces batallas que nos aninam la noche, Ed. Colectivo Paracaídas, 2011, Alejandra Quintero.
Turbulencia Dosmilonce, Ed. Ficticia, 2011. Antólogo: Alfredo Carrera.
Lenta Turbulencia, Ed. Jus, 2010. Atahualpa Espinosa, Alfredo Carrera, Luis Miguel Estrada y Édgar Omar Avilés
Los Viajeros, Ed. SM, 2010. Antólogo: Bernardo Fernández BEF
Negras intenciones, Ed. Jus, Noviembre 2009. Antólogo: Rodolfo J.M.
Letras en Guardía IV, Ed. SSP y Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, Noviembre 2009. Antólogo: Atahualpa Espinosa.
Yo no canto, Ulises, cuento, Ed. Fósforo-Conarte Nuevo León, Noviembre 2008. Antólogo: Javier Perucho
Grageas, Ed. Desde La Gente, Diciembre 2007.Antólogo: Fernando Reyes
Fantasiofrenia II, Ed. Libera, Octubre 2007. Antólogo: Fernando Reyes
Cupido Negro, Ed. Café literario, Abril 2007. Antólogo: Manuel Candás
Los Mejores Cuentos Mexicanos 2005 Ed. Joaquín Mortiz, 2005. Antólogo: José Manuel Prieto
Los Mejores Cuentos Mexicanos 2004 Ed. Joaquín Mortiz, 2004. Antólogo: Eduardo Antonio Parra
Novísimos cuentos de la República Mexicana Ed. Tierra Adentro, 2005. Antólogo: Maira Inzunza
Pragmatáfora, Ed. Sogem/Deescritura, 2004. Antólogo: Fernando Reyes