Tercer Lugar:
EL HOMBRE AVARO
(Alejandro Torres Chávez, estudiante del salón 4 “A” de la Escuela Primaria “Instituto Pedagógico Piaget”, de Morelia Michoacán)
Era una vez un niño llamado Alejandro que tenía una litera, a él le gustaba dormir abajo, pero un día no podía porque del colchón de arriba caía un polvillo. Alejandro, que era muy intrépido, decidió investigar y… ¡Oh!, de un hoyo del colchón salió una delgadísima mano y un monstruo de aros y en eso el hombre avaro mató al niño.
Segundo Lugar:
LA SALIVA MÀGICA
(Alejandro Ayala Ruiz, estudiante del salón 2 “A” de la Escuela Primaria “Colegio Novel”, de Morelia Michoacán)
Había una vez un rey malo que vivía con su hija la princesa, la cual estaba enamorada de un apuesto joven, al que el rey no quería para su hija. La princesa y el joven planearon huir y visitaron a un mago para que les aconsejara como huir, y éste les dijo que en una taza pusieran saliva y cuando ella huyera el rey no lo iba a saber pues la saliva contestaría en su lugar.
Así lo hizo la princesa: huyo con su amado, dejo la taza con saliva y cuando el rey preguntaba, ¿Hija, estás ahí?, contestaba la saliva, Si papá, aquí estoy, y si, una y otra vez hasta que se acabó la saliva. Cuando el rey se dio cuenta se enfureció mucho, pero ya la princesa estaba lejos y feliz con su amado.
Primer Lugar:
LA RED Y EL FETO
(Angélica Georgina Rocha López, estudiante del salón 6 “B” de la Escuela Primaria “Instituto Antonio Plancarte”, de Morelia Michoacán)
Una mujer necesitaba dinero y acudió como voluntaria a un programa de investigación donde medían conectándose a unas computadoras las ondas cerebrales. Los requisitos que se necesitaban eran que no estuvieran embarazadas, pero ella no quiso decirlo para que la aceptaran. Los investigadores no notaron la doble onda que debía haberse visto por la presencia del bebé. Pasó el tiempo, el feto empezó a reaccionar y a hacerse dependiente de la computadora y le transmitió a su mamá la necesidad de conectarse, cuando los investigadores se dieron cuenta no le permitieron la entrada, pero el feto necesitaba la computadora como si fuera una droga y empezó a manejar la mente de su mamá. Cada noche ella entraba sin permiso, se conectaba a la computadora y el feto extraía información del internet. Y llegó un día en que él se programó para nacer: cuando nació era tan fuerte que pudo gatear hasta el laboratorio de física donde se encontraba la máquina que agrandaba y él la probó y se convirtió en un joven de 27 años en tan sólo 3 horas. Cuando iba caminando por los pasillos se encontró con una fila de maestros y personas que solicitaban empleo en esa escuela, así que él se formó, y logró que lo contrataran con mucha facilidad. Cuando entró a su primera clase había una muchacha que era muy inteligente y a él le llamó la atención, pero no se dio cuenta de que la máquina tenía un letrero que decía: “No conectarse por más de 3 horas”. Cada día envejecía porque todos los días se conectaba y por mucho tiempo. Pasaron los días, un hombre anciano paseaba por los pasillos de la escuela, nadie lo reconocía, él no hablaba mucho, sólo balbuceaba ¿Dónde estás mamá?